jueves, 24 de octubre de 2013

20 JESHVÁN

Leyes de Lashón Hará 5.3-4:

En este segmento el Jafetz Jaim de bendita memoria analiza a mayor detalle la práctica de hablar sobre la inteligencia de una persona. El escenario que plantea, es que oyes una conversación por casualidad, donde tú eres quien esta siendo evaluado, cada persona dice su propia opinión y al final de la conversación se concluye que tienes poca inteligencia. ¿Cómo te sentirías? Seguro que tu autoestima recibiría un fuerte golpe, quizá preguntes: ¿Qué ven en mí que los hace llegar a esa conclusión? ¿Realmente me muestro tan tonto? Al cabo de un rato, llegas a la conclusión que la intención de las personas que concluyeron eso de tí es malvada. Ya que es díficil pensar en que haya otra intención.

Es claro ver esto cuando nos sucede a nosotros; sin embargo, si estamos en la otra posición es díficil darnos cuenta del daño que se esta ocasionando a la persona; sin embargo, debemos de ser conscientes de que regularmente estas conversaciones involucran mayores transgresiones que el propio lashón hará. Esto se debe porque probablemente se ve como un foro para protestar por comportamientos que son terribles a la opinión de quien habla, aunque la intención de la persona que habla sea buena, las leyes de shemirat halashón no permiten esto. La conclusión es que no hay nada que se gane al hablar del nivel de inteligencia de una persona; el único propósito es degradar al individuo. Estas discusiones son mucho más peligrosas que aquellas que involucran los pecados de una persona, porque en el segundo caso quien escucha puede decirse que quizá las circunstancias no fueron como se están relatando, o podría pensar que el sujeto sucumbió ante un momento de debilidad. Mientras que cuando se dice que a una persona le falta inteligencia, la tendencia natural es aceptar esto como una verdad absoluta. Desafortunadamente quien escucha no va más lejos, no considera nada, sino que procede a etiquetar, categorizar y archivar en su mente a la persona como no inteligente -D-s nos libre de hacer esto-. El mayor daño se hace cuando se habla negativamente de la inteligencia de un Rabino, un maestro de Torá o el nuevo yerno o nuera de alguien.

El Jafetz Jaim -que la paz sea con él- nos aconseja como evitar estas dificultades recordando la pregunta: “¿Cómo te sentirías si fueses tú aquél cuya inteligencia ha sido atacada?”.

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