Leyes
de Lashón Hará 6.1-2:
El Jafetz Jaim de bendita
memoria, nos dice que uno de los factores que hacen del lashón hará un pecado tan serio es que involucra la interacción de dos
personas: el que habla y el que escucha. En las secciones pasadas
habló de quien habla, ahora nos hablará de quien escucha.
Primeramente nos dice que esta prohibido escuchar lashón hará,
y quien lo hace ha transgredido una prohibición de la Torá
(Shemot 23.1). Ademas nos informa que el castigo de aceptar
lashón hará es mayor que el castigo de hablar lashón hará. Advierte que esta prohibido escuchar lashón hará aun
si el oyente no intenta aceptar la información. Sin embargo, señala
que hay una diferencia entre aceptar lashón hará y escuchar
con la intención de no creer lo que se está por escuchar. Y es así,
como nos lleva al complejo tema de toélet. Escuchar
información despectiva con un propósito constructivo esta permitido
únicamente en dos áreas: el área de las decisiones de negocios y
en shidujim. En estos casos, el propósito no es chismear,
sino protegerse así mismo, en estos casos es muy importante tener en
mente, que aunque se use esta información negativa para protección,
no se debe aceptar como un hecho.
Una conversación propósito
constructivo sólo se puede sintonizar si: 1. el que habla dejó en
claro que esta relatando información para un propósito
constructivo. 2. el que escucha llega cuando el interlocutor ya
estaba relatando la información a alguien más. De esta forma, el
que escucha no es culpable de causar que el otro peque.
El Jafetz Jaim -que la paz sea
con él- nos dice que el permiso para escuchar para propósitos
constructivos se extiende más lejos. Uno puede escuchar información
importante de su amigo para prevenirlo de caer en una mala situación.
Quien escucha deberá comprobar primero la exactitud de la
información antes de pasársela a la persona pertinente. Uno también
puede escuchar un reporte de que su amigo a cometido una transgresión
si siente que está en la posición para hablar con él y ayudarlo a
enmendar su camino. Aunque tenemos permitido escuchar información
negativa, no tenemos permitido aceptarla sin investigar más. Puede
parecer esto una exigencia difícil. Si escuchamos algo acerca de
alguien, y actuamos de acuerdo a ello, ¿Cómo podemos no aceptarlo
como un hecho? Esta capacidad de tomar información verosímil y
tomarla como falsa la tenemos, ya que si escuchamos un informe
negativo de un hermano, familiar u amigo, tendemos a decir que los
conocemos y no harían algo así, por lo que, muy probablemente
confrontariamos en privado a la persona en cuestión, para conocer lo
que tiene que decir al respecto. Esto mismo es lo que la Torá nos
exige, que extendamos hacia el prójimo nuestros instintos
protectores.
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