Explica el Rabino Jaim ben Atar -de bendita memoria- en su libro Oraj Jaim: “La Torá nos señala a través de la expresión: 'Esta es la ley de la Torá'. 'Si cumplen cada precepto, desconociendo el motivo de cada ley (Jok), se les considera como si hubiesen cumplido toda la Torá que ordenó HaShem'”.
Cuando
uno cumple sin saber el motivo, eso testimonia sobre nuestra fe y la
aceptación del alma de acatar los preceptos del Creador. Ya que
cuando una persona cumple un precepto porque sabe su motivo y lo
entiende, se queda la siguiente duda: “¿Cumplimos los
preceptos por ser siervos de HaShem o porque nos dicta nuestra mente
que lo hagamos?”. El Rambam
-su memoria sea de bendición- en
su libro Mishné Torá (Halajot Melajim 11) escribe:
“Aquel No Judío que se compromete a cumplir los
siete preceptos universales y es meticuloso en su
observancia, es considerado uno de los hombres justos del mundo y se
hace merecedor a tener una parte en el Mundo Venidero, pero
siempre y cuando cumpla los preceptos sólo porque los ordenó HaShem
en la Sagrada Torá que fue entregada por medio de Moshé. Sin
embargo, si cumple los mandamientos porque le parecen
lógicos y éticos, no se le considera un hombre justo, ni tampoco
sabio”.
Para
ser digno de entrar al Mundo Venidero, donde esta el bien absoluto,
deben cumplirse los mandamientos Divinos, porque HaShem los dió.
La persona que los practica porque le parecen lógicos, aunque
persista
en cumplirlos, le falta el verdadero 'esfuerzo', el yugo espiritual
que la conecta al objetivo
del mandamiento. Cumplir
los mandamientos de HaShem porque nos parecen lógicos implica hacer
un acto meramente externo, sin ninguna inversión interna, ya que la
persona hubiera actuado de esa manera aunque no hubiese sido ordenado
por HaShem en su Torá. Para merecer la eternidad, debemos hacer un
esfuerzo, acompañado del conocimiento de que: 'Moshé es verdad y su
Torá es verdad'. Sin esto, todos los actos carecen de significado y
no tendrán continuidad.
Siervo
auténtico de
HaShem se le llama a quien cumple los preceptos sin cálculos. Si los
preceptos se cumplen por cálculos, entonces no se trata de un siervo
de HaShem sino de un hombre libre que actúa según sus pensamientos.
Lo más importante del ser humano es ser siervo de su Creador, tal
y como dice Shelomó HaMelej -de bendita memoria- al final de Kohelet
(12.13-14): “Habiendo sido todo escuchado, he aquí la
conclusión del asunto: Teme a D-s y cumple Sus mandamientos porque
en eso está el hombre íntegro. Por cuanto que D-s traerá a juicio
toda obra, toda cosa encubierta, ya sea buena o mala. Habiendo sido
todo escuchado, he aquí la conclusión del asunto: Teme a D-s y
cumple Sus mandamientos porque en eso esta el hombre íntegro”.
La grandeza de la persona se mide en función del anhelo, la relación
y la manera de cumplir las mitzvot. Esta actitud, la voluntad de
vivir apegado a las mitzvot, asegura vivir alejado de la
transgresión. Cuando una persona reconoce la importancia de una
mitzvá, le duele incluso estar exento de cumplirla.
¡Que el Santo Bendito Es nos otorgue Emuná y Bitajón en Él, y nos ayude a guardar sus mandamientos con simpleza, temor y amor por el sólo hecho de querer servirle!
¡Que el Santo Bendito Es nos otorgue Emuná y Bitajón en Él, y nos ayude a guardar sus mandamientos con simpleza, temor y amor por el sólo hecho de querer servirle!
Amen
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