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Por supuesto aunado a esto esta la caridad que controla las influencias celestes que le traen properidad a uno e infortunio a otro. Aunque los negocios que llevamos a cabo fluyan de manera natural de acuerdo a las pérdidas y ganancias, esas pérdidas o ganancias están controladas por la caridad, que dirige el orden natural.
Es por ello que nunca debemos ser mezquinos con las contribuciones para la caridad. En verdad, debemos ser prudentes con nuestro dinero y no ser demasiados generosos cuando no podemos solventarlo. Pero en la gran mayoría de los casos, siempre podemos dar algo. La caridad es la única inversión verdadera que podemos hacer. Las ganancias que obtendremos al dar caridad son las únicas garantizadas.
La vida se trata de abrir puertas; las puertas del aprendizaje y del conocimiento; las puertas de la madurez y de las relaciones estables y beneficiosas; las puertas del matrimonio y de la paternidad, de ganarse el sustento e incluso del estar tranquilos. Hay puertas para casar a nuestros hijos y mantener nuestra conexión con ellos en un nivel de respeto mutuo. Y hay puertas para ser abuelos y para los años dorados. A lo largo de la vida luchamos para que esas puertas se abran y luego nos esforzamos más aún para mantenerlas abiertas.
Pero somos humanos y susceptibles al error. Es posible que abramos una puerta ¿Pero qué garantía hay de que quede así? La caridad lo hace para nosotros. Ésta abre todas las puertas y las mantiene abiertas, para que aunque cometamos errores, la vida no nos caiga encima.
La Caridad también nos ayuda a solventar nuestra obligaciones con todos aquellos que piden una parte de nuestros ingresos. Si damos liberalmente (aunque dentro de lo razonable), la caridad hará descender suficientes bendiciones y nos facilitará cubrir todas las demandas a nuestro bolsillo -nuestros proyectos comunitarios, los 'extras' de la escuela, las obligaciones de nuestra sinagoga y todo lo demás. Por supuesto, también aligerará nuestra carga impositiva pues su poder es doble: el don de la caridad disminuye el 'don' que debemos entregarle a las autoridades e incluso más, ayuda a contrarrestar a las autoridades deshonestas que cargan impuestos injustos y los malgastan sin preocuparse por aquellos que las han puesto en ese lugar.
"Un mendigo extiende su mano y un traseúnte le deja una moneda. ¿Quien se beneficia más por esa acción? Si dices que el mendigo, piénsalo nuevamente. Nuestros sabios enseñan que la caridad hace mucho más para quien da que para quien la recibe. El Rebe Najmán de Breslev explica cuánto más: el dador gana bendiciones ilimitadas, un sustento más fácil, la rectificación de los pecados y la alegría de que sus plegarias sean respondidas. Cada acto de caridad también posee una repercusión global, enviando paz, justicia y tranquilidad espiritual hacia cada rincón de la creación. A quién se la da es incluso más importante que lo que uno da. El Rebe Najmán ofrece consejos prácticos para priorizar tus donaciones y alejarte de las causas que no son dignas. Dar caridad no significa entregar tus fondos duramente ganados -significa aumentar tu riqueza, tu alegría y tu éxito futuro".
Es bajo este entendimiento que hacemos la sigiente propuesta:
- Membresía Guemilut Jasadim.
- Membresía de Cobre.
- Membresía de Plata.
- Membresía de Oro.
- Membresía de Diamante.
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