Prefacio
El
Jafetz Jaim de bendita memoria se pregunta: “¿Cómo es
posible que la prohibición de la Torá de hablar lashón hará sea
tan descuidada por tanta gente?”.
Esto es porque la persona promedio, simplemente no se da cuenta que
la prohibición de lashón hará
se aplica incluso a la información que es verídica. Por
lo tanto, todo lo que el Satán necesita
hacer es presentar información como si fuera verídica y la mayoría
de la gente la repetirá fácilmente a pesar de que, de acuerdo a la
halajá, semejante
plática esta prohibida. Para las personas que son más eruditas, el Satán usa una
estrategia diferente: convence a la persona que el sujeto de quien se
habla negativamente es una persona malvada, por lo que es correcto
que se hable lashón hará de
ella o que la información no se considera lashón hará.
Si esta táctica falla, el Satán
usa una táctica opuesta. Causa que la persona se preocupe en demasía
de las palabras que va a decir, de tal manera que cree que todo
cuanto dice es lashón hará,
aún cuando no lo es. Por lo que la persona llega a la conclusión de
que la única forma de salvarse de esto, es no hablar del todo. Y
dado que la mayoría de las personas están involucradas en
conversaciones muchas veces al día, la única solución aparente es
ignorar la leyes de lashón hará,
porque son imposibles de cuidar.
Una
vez que el Satán ha
convencido a la gente de hablar lashón hará,
va desplegando su red de información falsa para atraer a la gente a
escuchar lashón hará,
basándose en su falta de conocimiento de la halajá.
Es por esto que la transgresión de hablar lashón hará se
ha empequeñecido a los ojos del mundo. Las personas se han
acostumbrado a hablar sin mesura, contrariamente a los establecido
por la Torá.
Eventualmente, el lashón hará ha
dejado de considerarse como algo no bueno, permitiendo así, que
conversaciones amargas y perjudiciales se vuelvan aceptables, al no
tomar conciencia del terrible pecado que representan.
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