viernes, 6 de septiembre de 2013

3 TISHRÉ

Prefacio

El Jafetz Jaim de bendita memoria nos dice que para entender la severidad del lashón hará y sus ramificaciones, uno debe entender primero el sistema judicial del Cielo a través del cual todo es juzgado. El proceso de Juicio Celestial se inicia con las palabras que se hablan en este mundo. En otras palabras, nuestras conversaciones negativas son las llaves que abren las puertas para que el Satán enjuicie, esto es así, porque el Satán nunca puede acusar a alguien sin corroborar su testimonio con el lashón hará hablado en este mundo. Por ello el Jafetz Jaim -que la paz sea con él- explica que la enseñanza: “Cualquiera que hable lashón hará eleva pecados a los cielos” (Arajín 15b), deberá ser tomada literalmente. Cuando hablamos negativamente de alguien ocasionamos que sus transgresiones sean notadas en el cielo, donde son llevadas al Trono Celestial para el juicio. Podemos creer que sólo estamos pláticando, cuando en realidad, estamos entregando el número de casos del día al Satán.

Otra segunda razón, por la que el lashón hará es dañino, se debe a que el lashón hará ocupa el poder del habla para hacer daño, corrompe esta facultad y evita que nuestra Torá y nuestros rezos suban al Cielo. Ya que las palabras sagradas que salen de una boca que se ha corrompido por lashón hará dirigiéndose hacia arriba, hacia nuestra cuenta del banco Celestial, nunca llegan allí. Podemos creer que hemos logrado espiritualmente algo, sin embargo esto no es así, todas las palabras de Torá y de Tefilá están suspendidas en algún lugar entre el cielo y la tierra, suspendidas en el aire. De tal manera que si la Torá y la Tefilá no están siendo acreditadas, entonces: “¿De dónde adquiriremos el mérito necesario para traer al Mashíaj y la Redención Final?”.

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