Leyes
de Lashón Hará 4.7-8:
El
Jafetz Jaim de bendita memoria nos enseña, que cuando una persona
alcanza cierto grado de maldad -D-s libre-, es permisible contarle a
otros su faltas. Aquí se habla de una persona que tuvo instrucción
sobre los preceptos, pero que se desvió del camino de estos -D-s
no lo permita-. En tal caso que la persona llega a cometer
transgresiones descaradamente o se rehusa a obedecer las llamadas de
atención de la autoridad en el tema, en este caso es claro que el
comportamiento es descarriado. Aquí se permite hablar las maldades
de la persona enfrente de ella, o detrás de ella, ya que la
intención que se tiene es evitar, que los más pequeños espiritualmente,
sean influenciados y quieran hacer también lo mismo -D-s no lo
permita-. Además, si nosotros no nos oponemos a la maldad y
permitimos que esta persona se rebele, nuestro silencio no se toma como rectitud,
sino como tontería al permitir que este cause un daño en la
comunidad. Antes de hablar es importante que nuestras intenciones
sean honorables, y no haya odio o asuntos personales con la persona en cuestión, ya que
de ser así, se nos prohibe hablar mal de esta persona.
Inclusive
nos dice el Jafetz Jaim -que la paz sea con él-, que si vemos un
malvado hacer algo que no estamos seguros que esta mal, debemos
juzgarlo como si hubiese transgredido. Aquí es importante hacer
notar, que esto no se refiere a una persona cuya educación en
los preceptos fue pobre o nula, ya que una persona en estas
circunstancias es comparable a un niño que fue secuestrado y
transgrede por ignorancia. El hablar mal de este tipo de personas, sería una transgresión.
En
resumen, se puede decir que hay veces que debemos defender lo que es
correcto y hablar en contra de aquellos cuyo comportamiento amenaza
nuestra estructura moral. De esta manera aseguramos que la casa de
HaShem este intacta y Él bendito Es pueda hacer morar Su Presencia
con nosotros.
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