Leyes
de Lashón Hará 5.2:
En este segmento el Jafetz Jaim de bendita memoria, nos enseña
respecto a evaluar las capacidades físicas y mentales de las
personas, nos dice que es común que las personas que se involucran
en estas conversaciones, ofrezcan opiniones personales no muy
halagadoras acerca de los demás. Hablar de esta manera puede
provocar un gran daño sobre todo en el área de shidujim. El
problema aquí es que no se es consciente que al analizar los
atributos de una persona y verbalizar una opinión que no es
halagadora hacia la persona de quien se habla es lashón hará.
Tal es el caso de que se dijere de alguien que carece de
inteligencia. Quizá la persona que habla diría que esto no es
lashón hará porque es la verdad. Aquí hay que tener claro
lo siguiente: toda declaración derogatoria, aunque sea verdadera
es lashón hará.
Quizá alguna persona insista en que no es derogatorio decir que una
persona no es lista. HaShem bendito Es ha dado a cada ser
humano la combinación exacta de atributos que necesita para lograr
el propósito que tiene en este mundo. Desafortunadamente, la mayoría
de las personas toman en cuenta este tipo de opiniones y su estima
por quien se habla disminuye.
El Jafetz Jaim – con él sea la paz- nos señala algunos de los
daños que se podrían causar, al dar opiniones derogatorias sobre
una persona: 1. Si la persona es soltera, la vamos a hacer ver como
alguien no deseable, por lo que le causaremos un daño real, ya que
busca casarse. 2. Si su forma de sustento es un oficio, un negocio o
una profesión, la gente no querrá tratar con él, dado que la
mayoría prefiere tratar con gente inteligente. 3. Si se trata de un
rabino o autoridad halájica, entonces las personas no querrán su
guía, por lo que, su estatura sera disminuida, sus sentimientos y
los de su familia serían heridos, y finalmente podría perder su
posición.
Quizá usted piense si realmente es posible esto, el Jafetz Jaim -que
su memoria sea de bendición- nos relata una historia de él con otro
Rab con quien viajaba. Nos dice que llegaron a una posada donde el
dueño identifico a los dos grandes Rabinos y los sentó en la mesa
reservada para los clientes distinguidos. Después de terminar sus
alimento, el anfitrión preguntó: ¿Disfrutaron la comida? El
acompañante del Jafetz Jaim replico: “Estuvo muy buena, pero la
sopa podía haber tenido un poco más de sal”. Cuan el anfitrión
se fue, el Jafetz Jaim afligido le dijo al Rab que sus palabras
constituían lashón hará. “Ahora el dueño reprenderá a
la cocinera, que probablemente sea una pobre viuda que debe trabajar
para mantener a su familia”. Sin embargo, el Rab tenía dudas al
respecto de que causara daño, su comentario aparentemente benigno.
Por lo que, el Jafetz Jaim loacompañó a la cocina donde los dos
miraron a través de la puerta y vieron al anfitrión hablándole
duramente a lacocineram quien era una pobre viuda. A lo que el Rab
entró rápidamente a la cocina y dijo que la comida había estado
muy bien. Se disculpo con la cocinera y le rogó al dueño que no
dijera nada más a cuenta de su descuidado comentario. La
moraleja de esta historia es: Piensa antes de hablar. Aún un
comentario aparentemente inocente tiene el potencial de causar daño.
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