Leyes
de Lashón Hará 5.3-4:
En este segmento el Jafetz Jaim de bendita memoria analiza a mayor
detalle la práctica de hablar sobre la inteligencia de una persona.
El escenario que plantea, es que oyes una conversación por
casualidad, donde tú eres quien esta siendo evaluado, cada persona
dice su propia opinión y al final de la conversación se concluye
que tienes poca inteligencia. ¿Cómo te sentirías? Seguro que tu
autoestima recibiría un fuerte golpe, quizá preguntes: ¿Qué ven
en mí que los hace llegar a esa conclusión? ¿Realmente me muestro
tan tonto? Al cabo de un rato, llegas a la conclusión que la
intención de las personas que concluyeron eso de tí es malvada. Ya
que es díficil pensar en que haya otra intención.
Es claro ver esto cuando nos sucede a nosotros; sin embargo, si
estamos en la otra posición es díficil darnos cuenta del daño que
se esta ocasionando a la persona; sin embargo, debemos de ser
conscientes de que regularmente estas conversaciones involucran
mayores transgresiones que el propio lashón hará. Esto se
debe porque probablemente se ve como un foro para protestar por
comportamientos que son terribles a la opinión de quien habla,
aunque la intención de la persona que habla sea buena, las leyes de
shemirat halashón no permiten esto. La conclusión es que no
hay nada que se gane al hablar del nivel de inteligencia de una
persona; el único propósito es degradar al individuo. Estas
discusiones son mucho más peligrosas que aquellas que involucran los
pecados de una persona, porque en el segundo caso quien escucha puede
decirse que quizá las circunstancias no fueron como se están
relatando, o podría pensar que el sujeto sucumbió ante un momento
de debilidad. Mientras que cuando se dice que a una persona le falta
inteligencia, la tendencia natural es aceptar esto como una verdad
absoluta. Desafortunadamente quien escucha no va más lejos, no
considera nada, sino que procede a etiquetar, categorizar y archivar
en su mente a la persona como no inteligente -D-s nos libre de hacer
esto-. El mayor daño se hace cuando se habla negativamente de la
inteligencia de un Rabino, un maestro de Torá o el nuevo yerno o
nuera de alguien.
El Jafetz Jaim -que la paz sea con él- nos aconseja como evitar estas dificultades recordando la pregunta: “¿Cómo te sentirías si fueses tú aquél cuya inteligencia ha sido atacada?”.
El Jafetz Jaim -que la paz sea con él- nos aconseja como evitar estas dificultades recordando la pregunta: “¿Cómo te sentirías si fueses tú aquél cuya inteligencia ha sido atacada?”.
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