Prefacio
El
Jafetz Jaim de bendita memoria nos dice que para entender la
severidad del lashón hará
y sus ramificaciones, uno debe entender primero el sistema judicial
del Cielo
a través del cual todo es juzgado. El proceso de Juicio
Celestial
se inicia con las palabras que se hablan en este mundo. En otras
palabras, nuestras conversaciones negativas son las llaves que abren
las puertas para que el Satán
enjuicie, esto es así,
porque el Satán nunca
puede acusar a alguien sin corroborar su testimonio con el lashón hará hablado en este mundo. Por
ello el Jafetz Jaim -que la paz sea con él- explica que la
enseñanza: “Cualquiera que hable lashón hará eleva
pecados a los cielos” (Arajín
15b), deberá ser tomada
literalmente. Cuando hablamos negativamente de alguien ocasionamos
que sus transgresiones sean notadas en el cielo, donde son llevadas
al Trono Celestial para el juicio. Podemos creer que sólo estamos
pláticando, cuando en realidad, estamos entregando el número de
casos del día al Satán.
Otra
segunda razón, por la que el lashón hará es
dañino, se debe a que el lashón hará
ocupa el poder del habla para hacer daño, corrompe esta facultad y
evita que nuestra Torá
y nuestros rezos suban al Cielo. Ya que las palabras sagradas que
salen de una boca que se ha corrompido por lashón hará
dirigiéndose hacia arriba, hacia nuestra cuenta del banco Celestial,
nunca llegan allí. Podemos creer que hemos logrado espiritualmente
algo, sin embargo esto no es así, todas las palabras de Torá
y de Tefilá están suspendidas
en algún lugar entre el cielo y la tierra, suspendidas en el aire.
De tal manera que si la Torá y
la Tefilá no están
siendo acreditadas, entonces: “¿De dónde adquiriremos
el mérito necesario para traer al Mashíaj y la Redención Final?”.
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